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Entrevista Realidad Económica

El desafiante futuro del vino, según Gustavo Agostini

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El camino de Gustavo Agostini en el mundo del vino comenzó allá por 1999 en Bodega Chandon. La vida lo llevó a liderar proyectos en Estados Unidos, Francia y la India; así como también lo hizo embarcarse en desarrollos en tierra neuquina, mendocina, y ahora puntana. 

Con tono pausado y tranquilo, Agostini nos habla de los desafíos globales y locales de la cuarentena, de las posibilidades de los distintos suelos de la Argentina para la producción vitivinícola y pronostica cómo cree que será el día después del aislamiento. “Va a ir creciendo de forma lenta pero, tal vez, un poco más rápida de lo que pensamos todos”, augura.

¿Cómo fueron sus comienzos entre los viñedos de Argentina?

Soy enólogo e ingeniero agrónomo y mi historia nace en el ´99 en la Bodega Chandon, donde estuve tres años. Después fui a Neuquén y desarrollamos el proyecto de NQN en San Patricio del Chañar durante cinco años. En 2007 quería volver a Mendoza, entonces estuve como Gerente de espumantes hasta 2014, otra vez en Bodega Chandon. En ese año (2014) me ofrecen hacerme cargo del proyecto «Chandon India» así que allá fuimos con mi esposa por 3 años y medio. De allí fuimos a California por un año y después volvimos a Mendoza.

Hoy estamos con un proyecto propio de espumantes, que llevamos adelante con mi esposa y con Corral de Palos, en San Luis donde compramos una bodega con un socio y estamos haciendo vinos tranquilos. Esa es mi historia.

¿Qué se ha llevado de cada uno de los lugares en los que vivió?

Muchos amigos y grandes equipos de trabajo. Y ni hablar de la diversidad de culturas. Aún viviendo en distintos lugares del país, se identifican distintas formas culturales. Soy de General Alvear y aprendí a vivir en Mendoza, en Tunuyán, en Neuquén y después en el  mundo. Lo más importante es abrir la mente y compartir culturas, religiones, ideas… La vida es eso: tener amigos en todos lados y tener equipos de trabajo que te hagan sentir que estás en tu segundo hogar.

Habiendo recorrido tanto, ¿qué análisis hace del presente del vino?

Tanto en Argentina como en el mundo, el negocio se ha frenado mucho. Pero vamos a salir adelante. Ayer estuve hablando con colegas y decíamos que Argentina está preparada para subir y bajar, subir y bajar, subir y bajar. Nos vamos a acomodar de a poco y vamos a salir de adelante. Igual tengo contacto con India y con Francia y va a ser difícil porque está todo tranquilo. Vamos a tener que buscar la vuelta para vender de otra manera.

La elaboración va a ser la misma, tenemos la uva y, con la tecnología adecuada, logramos buenos productos. La pregunta es: ¿cómo lo vamos a vender? Ahí está el tema. 

«La vida es: tener amigos en todos lados y tener equipos de trabajo que te hagan sentir que estás en tu segundo hogar»

Ayer también estuvimos charlando con la gente del sector comercial que está en Buenos Aires y estamos viendo cómo usar las redes sociales para comunicar, degustar y tratar de buscar la vuelta y vender de otra manera. Está difícil. 

Más allá de la crisis que transitaba Argentina, ahora se suma el hecho de que los restaurantes y vinotecas estén cerrados…

Claro, tenemos nichos de venta de espumantes y vinos, pero hay bodegas grandes que no están pudiendo exportar y esos volúmenes van a volcarse al mercado interno. 

Recién comentó que el gran desafío es idear nuevas formas de vender, ¿qué estrategias están pensando?

Armamos las páginas web y estamos viendo de incluir la venta online. También  estamos trabajando en Instagram, Whatsapp y Zoom para hacer degustaciones y capacitaciones dirigidas. Estamos tratando de hacer un enganche para que siga girando. Vos te comunicas con una vinoteca, te aseguras que ellos tengan determinado producto y nosotros también, se acoplan seguidores y se hacen degustaciones. Lo están haciendo muchas bodegas. 

Por otro lado, estamos teniendo muchos contactos directos con los clientes, los llamamos, les preguntamos cómo están, les mandamos una caja y dividimos el costo del envío para hacer una entrega puerta a puerta.   

En cuanto a la producción, ¿cambió algo por la pandemia?

Si, en nuestro caso se frenó todo y las vinotecas nos dijeron: “Esperemos a ver qué pasa porque tengo el depósito lleno y hay que ver si lo vendo”. Con respecto a los insumos, recién ahora estamos recibiendo botellas, las cajas nos dijeron que tenemos que esperar un poquito, las etiquetas están frenadas.  

También tenemos que frenar nosotros. Por ejemplo, hoy tenes que pagar las botellas con contado anticipado y a vos te pagan los vinos a 30, 40 o 60 días. Todo el volumen de plata que tenes que poner para una botella, por ejemplo, lo tenés que amortizar vos.

¿Cómo es hacer vinos en San Luis?

Al haber hecho vinos en la India, que es tropical, venir a un lugar que el suelo y el clima se adaptan a la elaboración de vino, no es difícil. Simplemente tenés que tener un buen viñedo, una buena bodega y tenés que adaptar las variedades a una zona especial. Esta es una zona cálida, que se cosecha temprano. Hay que adaptarse con malla para que no se asolee la uva, hay que poner telas porque nos corre viento, pero eso mismo nos ayuda a que hagamos vinos orgánicos porque no curamos. 

La clave es cosechar en el momento justo las variedades que se adapten al lugar. Con esta idea, creo que se puede plantar uva en muchos lugares del país. Venimos bien y vamos a tener vinos de calidad.

 

«Creo que en septiembre u octubre, si el gobierno nos ayuda, nos vamos a olvidar un poco de todo esto».

Cómo fue la vendimia?

Fue difícil porque tuvimos que anticiparnos a cosechar. Habitualmente se cosecha de principios de febrero a mediados o fines de marzo; este año empezamos en enero y terminamos el 20 de febrero. Cosechamos bien. Vamos a tener vinos de media y alta gama, ya tenemos en barrica los reservas de 2021 y los frutados y frescos que salen a fin de año.

¿Cómo imagina la salida de la cuarentena?

Hay muchas opiniones. Obviamente todo va a ir muy lento, se va a empezar a vender muy lentamente pero sé que hay mucha gente que está esperando hacer cosas. Personalmente voy a ir invirtiendo de a poco pero, en cuanto pueda, voy a darme un gusto. Creo que va a ir creciendo de forma lenta pero un poco más rápido de lo que pensamos todos. Pienso que a quienes no les haya pegado mucho en el bolsillo, podrán volver a comprarse lo que tengan ganas o de viajar. Es una opinión muy personal.

Tiene una mirada muy positiva…

Si. Nosotros, con mi esposa, vivimos tres años y medio en Nashik (India). Vivimos en un lugar que es el más contaminado del mundo, donde puede llover por meses sin parar y donde, en verano, la temperatura sube a los 45/50 grados. Y nos adaptamos. ¿Me voy a asustar de quedarme un mes o dos adentro de mi casa con patio? No, no es tan complicado, va a pasar, vamos a ir para adelante y vamos  a salir a comprar a los negocios. Lo que va a pasar es que vamos a comprar con la plata que tengamos. 

Argentina es un país en el que el dicho “lo atamos con alambre” es cierto y creo que en septiembre u octubre, si el gobierno nos ayuda, nos vamos a olvidar un poco de todo esto. Hay otros países que no han vivido nunca estos sobresaltos, o sí pero hace mucho, a ellos sí los va a afectar psicológicamente. Nosotros estamos muy adaptados y cuando la cosa arranca, arrancamos. 

Por Carla Barbuto

 

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