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Economía

Informe: “La ‘bomba’ económica es el desorden del Estado”

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En los últimos días el debate de la clase política se centra en la resonante discusión en torno a la acumulación de deuda pública. Las polémicas giran en torno a su sostenibilidad, es decir, si es un nivel que el Estado está en condiciones de afrontar o, por el contrario, constituye una “bomba” que no se podrá pagar. Este último escenario deriva, fatalmente, en una reprogramación no voluntaria o una licuación de su valor real a través de un golpe inflacionario. El momento de la explosión de la “bomba” no es trivial desde el punto de vista político porque implica hacerse cargo de sus costos sociales y productivos.

“Los excesos de deuda y emisión monetaria son frutos de la crónica acumulación de déficits fiscales derivados de la mala organización del Estado”, así comienza el último informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino  (IDESA).

En este contexto, IDESA plantea que la lógica subyacente en esta polémica es que el que generó la deuda debería hacerse cargo frente a la sociedad por sus consecuencias. “No hay deuda sin que previamente haya habido déficits fiscales”, disparan los analistas.

En está perspectiva, se puede evaluar –de manera objetiva– la contribución que hicieron los últimos tres gobiernos a la expansión de la deuda pública. Según datos del Ministerio de Economía se observa que:

  • Entre los años 2012 y 2015 el déficit fiscal fue de 2,9% del PBI promedio anual.
  • Entre el 2016 y el 2019 el déficit fiscal fue de 5,1% del PBI promedio anual.
  • Entre el 2020 y el 2022 el déficit fiscal fue de 5,6% del PBI promedio anual.

“Estos datos muestran que, en materia de generación de déficits fiscales –que son los que alimentan la deuda pública– no hubo grieta”. De manera sistemática durante los últimos tres gobiernos, y más allá de sus diferencias ideológicas o discursivas, hubo desequilibrios fiscales”, concluye el reporte de IDESA.

En este punto, los especialistas señalan que “con el golpe inflacionario o una reprogramación, la deuda y el gasto público se licuan transitoriamente ya que con la actual organización del Estado rápidamente se vuelve a la generación de déficits y a la acumulación de nueva deuda. La decadencia de las últimas décadas está asociada a repetidos ciclos de crisis donde los ajustes son impotentes para corregir la tendencia natural del Estado a funcionar con déficits financieros y de gestión”.

“La bomba económica la genera el hecho de que los tres niveles de gobierno (nación, provincias y municipios) se superponen en el cobro de similares impuestos y en gastos destinados a los mismos servicios. Los solapamientos son el principal factor que explica la agobiante presión tributaria y la tendencia a gastar en exceso con muy baja eficiencia. El ajuste fiscal –ya sea con golpe inflacionario, recortes de gastos o aumentos de impuestos– no corrige esta deficiencia organizacional”, continúa el informe. 

Para terminar, IDESA afirma: “Mucho más conducente que polemizar sobre quién endeudó más o a quién le debería estallar la “bomba” es delinear una estrategia de ordenamiento integral del Estado. Salir de la lógica del ajuste y encarar con audacia e innovación la unificación de tributos, la eliminación de la coparticipación de impuestos sustituyéndola por la distribución de las fuentes tributarias y erradicar la superposición de gasto público entre jurisdicciones. Bajo estas condiciones es factible eliminar de manera sostenida la propensión del Estado a generar crónicos déficits financieros y de gestión”.

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