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Consultorio

Tuviste una buena idea, ¿tenés el éxito asegurado?

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¿Tuviste una idea innovadora o te estás subiendo a una ola (de forma tardía)? ¿¿Estás tan enamorado de tu idea que te nubla la capacidad de leer el mercado? ¿Tenés claras las fortalezas y debilidades de tu emprendimiento? Andrés Tejeda – director de NODO –  responde estas consultas a Realidad Económica.

¿Cuáles dos los tres puntos que se deben tener claros al momento de ser el propio jefe?
A la hora de emprender, o iniciar una actividad en forma independiente, es necesario saber claramente en qué uno es bueno y en qué no. Aunque parezca una obviedad, lo cierto no solemos darle la importancia que esto requiere.
Cuando nos aventuramos a iniciar un emprendimiento o realizar alguna actividad en forma independiente, solemos encargarnos de todo. Aún de aquellas cosas que no hacemos bien.  Esto es comprensible y aceptable durante el primer tiempo, pero es inviable si se pretende crecer. Fortalecer habilidades en las que somos buenos siempre será más productivo que intentar desarrollar aquellas en las que no lo somos. Aprender a delegar será clave en esta instancia.
Un análisis FODA  (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) personal puede ser de gran utilidad. Esta matriz, realizándola de manera objetiva, nos ayudará a visibilizarnos dentro de un contexto y fijarnos objetivos.
¿Qué habilidades tengo? ¿Qué hago mal o en qué no soy bueno? ¿Qué circunstancias puedo aprovechar? ¿Qué aspectos externos podrían generar problemas? Son algunas de las preguntas que podemos hacernos para conformar la matriz.
Otro de los puntos importantes es tener claro el Modelo de Negocio. Saber qué vendo, a quién le vendo, cómo lo vendo, cómo y cuándo lo voy a cobrar. Una vez que tenemos esto claro, debemos trabajar en los recursos que necesitamos para llevar adelante nuestro negocio, los costos y las alianzas estratégicas que permitirán que nuestro producto o servicio sea atractivo para el segmento del mercado al que estamos apuntando.
El lienzo de Modelo de Negocios de Alexander Osterwalder, es una herramienta muy útil que permite visualizar esto con mucha claridad.

“No siempre la oportunidad es sostenible en el tiempo y puede llevarte al fracaso”

¿Cuál es el error más frecuente?
Uno de los errores que frecuentemente cometemos los emprendedores es enamorarnos de nuestra idea/solución. Sentimos que nuestras ideas son como nuestros hijos y, como tales, creemos que son las más lindas del mundo (y las mejores). El problema es que no siempre lo son para el mercado.
Muchas veces ideamos soluciones para necesidades inexistentes, que ya fueron resueltas o que el cliente no tiene entre sus prioridades resolver. Al enamorarnos, erróneamente, de nuestra solución y no del problema o de la necesidad genuina del mercado, perdemos objetividad y con ella, la capacidad empatizar con nuestro cliente y de diseñar una buena estrategia. Poniéndolo en un ejemplo práctico, sería pensar que si le hubiéramos agregado funciones al Walkman hubiéramos evitado que desapareciera.

¿Cuál es tu fórmula para sortear el error más frecuente?
Hay una frase de Reid Hoffman, Cofundador de LinkedIn que me encanta. Hoffman dice: “Si no te avergüenzas de la primera versión de tu producto o servicio, quiere decir que lo lanzaste demasiado tarde”. En línea con este pensamiento, mi consejo es que no testeen la idea familiares y amigos ya que, seguramente, les dirán que la idea es muy buena. Sino que lo hagan con clientes potenciales del segmento al que están apuntando. Esta iteración les dará información muy valiosa que les permitirá mejorar su modelo de negocio.

“Uno de los errores que frecuentemente cometemos los emprendedores es enamorarnos de nuestra idea/solución”

¿Darías un “consejo de oro” para los emprendedores? 
Estamos viviendo una época muy particular. Se está gestando una transformación muy importante que genera grandes oportunidades, pero también amenazas.
A las empresas con modelos de negocios tradicionales y con grandes estructuras, les resulta cada vez más difícil innovar y generar valor. Por lo que se crean oportunidades de negocio para los emprendedores, sobre todo aquellos con una impronta innovadora. Aquí hay que ser cuidadoso porque no siempre la oportunidad es sostenible en el tiempo y puede llevarte al fracaso.
Por ejemplo: producir cerveza artesanal, inicialmente, parecía una gran oportunidad de negocio por lo que muchísimos emprendedores se iniciaron en esta actividad. Esto hizo que rápidamente la oferta superara la demanda y con ello que cada vez fuese más difícil contar con una ventaja competitiva. Como resultado, muchos de los emprendedores que “se subieron tarde a la ola” tuvieron que cerrar y el resto vio disminuidos sus márgenes.
Como consejos les diría que analicen las tendencias del mercado, innoven constantemente, pongan en foco en el cliente, minimicen los costos fijos y diseñen estrategias que dificulten el ingreso de competidores en su mercado.