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Economía

Informe: “Argentina campeón mundial de la inflación”

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“La felicidad de haber logrado la tercera Copa Mundial de Fútbol contrasta con la tristeza que debería generar ser Campeón Mundial de la Inflación. Este “logro” no es producto de la suerte ni mérito exclusivo de este gobierno. Es fruto de que, como en el fútbol, todos tienen puesta la misma camiseta: la del déficit fiscal”, así comienza un reporte del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) centrado en la principal preocupación de los argentinos.

Los analistas explican que la estrategia que “viene aplicando el Ministro de Economía se basa en evitar una mega-devaluación apelando a múltiples tipos de cambios, estrictos controles de importaciones y moderación del déficit fiscal licuando jubilaciones, posponiendo inversiones y ‘pisando’ pagos a proveedores”.

Esto se complementa con una serie de acuerdos de precios y absorción de emisión monetaria con Leliq y pases. “El objetivo es llegar a abril del 2023 con 3% de inflación mensual. Difícil. Pero, aunque se alcanzara, la Argentina revalidará su liderazgo mundial en materia de inestabilidad macroeconómica”, continúa el reporte.

¿Cómo hizo Argentina para consagrarse Campeón Mundial de la Inflación? 

Según IDESA, las evidencias muestran que no es sólo mérito de este gobierno. Según datos del Ministerio de Economía, en los últimos 62 años se observa que:

  • Los peronistas gobernaron el país aproximadamente la mitad del tiempo con un déficit fiscal promedio del 3% del PBI anual y la inflación del orden del 78% anual.
  • Los militares gobernaron un cuarto del período con desequilibrio en las cuentas públicas de 4% del PBI anual e inflación del 132% anual.
  • Los radicales, solos o en alianza, gobernaron el otro cuarto del período con déficits fiscales del 7% del PBI anual y una inflación del 386% anual.

“Para recuperar estabilidad y el progreso se requiere disrupción. El primer paso es asumir que el déficit y la ineficiencia se origina en la mala organización del Estado. Por eso, las recetas tradicionales de ajuste fiscal fracasan. No es solución licuar jubilaciones, posponer inversiones, congelar salarios públicos, ‘pisar’ pagos a proveedores o crear nuevos impuestos. Estas medidas pueden dar alivio financiero de corto plazo, a costa de agravar desequilibrios futuros y profundizar la mala calidad de la gestión pública. Para salir de la decadencia es imprescindible replantear la organización del Estado”, afirman los economistas.  

 

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