Enología
Vendimia: Cosecha nocturna y manual en el Valle
Entre la 1 y las 6 de la mañana del 24 de marzo, se pudo ver gente recorriendo la chacra La Morena, en la zona rural de la ciudad de Cipolletti. Se trataba de la ya tradicional cosecha nocturna y manual que encara desde 2013 la pequeña Bodega Flor del Prado.
Con farolitos a kerosene y tijeras de poda en las manos, seis peones, algunos amigos curiosos, ingenieros y amantes del buen beber acompañaron al titular del emprendimiento, Luciano Fernández, en esta nueva vendimia 2018.
En una noche despejada y fría, de apenas 10C°, se cosechó uva para elaborar unas mil botellas de Pinot Noir el año entrante, que serán etiquetadas y numeradas a mano con cuidado artesanal.
“Cuando vos producís vinos de alta gama, realizar así la cosecha te vuelve en calidad de vino. No basta con cosechar de noche, también tenés que usar bandejas de 10 kilos o menos para que la uva no se aplaste y no haya roturas de frutos. Sí, sale más caro e impacta en los costos pero nosotros decimos que nuestro Pinot se lo merece”, contó Fernández.
¿De qué hablamos cuando hablamos de cosecha nocturna?
“Es una técnica que tiene muchos beneficios porque una vez que el racimo se saca de la planta empieza una reacción de fenómenos físico-químicos-enzimáticos y eso está muy relacionado a la temperatura en que está la uva. Entonces, mientras la cortes más fría, podes preservar mejor sus virtudes hasta que llega a la bodega y se procesa”, explicó Sergio Pomar, el enólogo que hace años acompaña y asesora a Flor del Prado.
El proceso resulta más costoso que la cosecha diurna y tiene contratiempos imprevisibles, como el clima. Sin embargo, el esfuerzo vale la pena. “¿Desventajas? El horario y la logística propia de un trabajo nocturno. Técnicamente, es todo beneficios”, aseguró el especialista.
Dedicación de vinicultor
Fernández es un pionero utilizando este método en su viñedo, durante la noche, a mano, y en la Patagonia. Días después de la cosecha 2018, analizó el trabajo realizado y dijo: “Con el paso del tiempo, vemos que para la mayoría de las bodegas es una práctica difícil de llevar a cabo porque necesitas disponer de la gente durante toda la noche y a veces lleva varios días. Y las que en algún momento lo intentaron, lo hacen con máquinas”.
Este método se aplica en algunas bodegas de California, Chile y también en unas pocas de la provincia de Mendoza de modo mecanizado. “La noche preserva los componentes naturales de la uva que hacen al aroma y el color. Pero no es común encarar una cosecha nocturna y manual en la región y eso habla de la dedicación y pasión que le pone el viticultor a su viñedo”, destacó Pomar.
Con la mirada siempre atenta a preservar los compuestos naturales de la uva que se verán reflejados en la calidad del vino, año tras año esta pequeña bodega del Valle encara su vendimia de forma amigable con la naturaleza y artesanal. Así, tal como dice el slogan de Flor del Prado, cada año, renace este vino, con la sabiduría del pasado y la visión puesta en el futuro.
Por Carla Barbuto.