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Emprendedores

Lanzan el IB50K, el concurso del Instituto Balseiro para tecnoemprendedores

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Dr. Fernando Quintana, Dra. María Luz Martiarena y el Ing. Luis Rovere, de la Comisión Organizadora del IB50K.

El Instituto Balseiro lanzó la octava edición del IBK50, concurso que promueve proyectos de jóvenes emprendedores del campo científico-tecnológico y otorga 50.000 dólares a los proyectos ganadores.

En diálogo con Realidad Económica, María Luz Martiarena, miembro de la Comisión Organizadora, explicó que el concurso no busca únicamente la generación de patentes sino “que ese conocimiento, que debe ser original y podría generar una propiedad intelectual, sea una oportunidad de negocios”. Los interesados pueden presentar sus proyectos hasta el 13 de agosto

¿Cómo nació el concurso?
La idea surgió en el Instituto Balseiro en el año 2009. Nos propusimos organizar un concurso que alentara la formación de empresas tecnológicas en los jóvenes. La semilla de este concurso es uno similar que hay en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), que se llama MIT100K. El supuesto más importante tiene que ver con promover que los jóvenes puedan llegar a tener sus propias empresas y que asimismo esas empresas aporten al conocimiento, y eso podía tener un efecto multiplicativo muy importante.

¿Qué características o aptitudes suelen tener los concursantes?
Hay mucha diversidad de comportamientos y objetivos. Todas las personas tienen distintas formas de afrontar estas cosas. Justamente éste es el desafío que se presenta a los jurados, cuando en noviembre ya tienen en sus manos el trabajo del año. Básicamente lo que buscan es que la persona tenga ganas de emprender, de tomar riesgo, algo que no necesariamente tenemos los que estamos trabajando en el área de investigación. El ser empresario es una decisión de vida y entre los científicos es un quiebre profesional. Hay que tener vocación. Las personas deben tener un proyecto tecnológico novedoso, que es el primer criterio de evaluación, y debe estar en condiciones de ser una oportunidad de negocio.

¿Cuál es el objetivo del IB50K?
El concurso no está buscando la mera generación de patentes, está buscando que ese conocimiento, que debe ser original y podría generar una propiedad intelectual, sea una oportunidad de negocios. Es decir, la persona que se presenta debe pensar para qué puede llegar a servir el conocimiento novedoso. El jurado va a mirar si se está armando una empresa. Superada la evaluación técnica y económica, que permite que los proyectos lleguen a este estadío, el jurado escarba en las aptitudes de esos jóvenes, de los responsables de equipo, para seguir adelante.

En todos estos años de concurso, ¿hay alguno que le haya llamado especialmente la atención?
Como soy la responsable de la temática de la evaluación, debo hacer una mirada técnica y muy por encima porque el proyecto se manda a evaluadores técnicos y evaluadores económicos. Nosotros no podemos decir “me gusta este” o “no me gusta este”.
Muchas veces te enamoras de cosas que muchas veces no llegan ni a finalistas, hay muchos que sorprenden, hay miles de proyectos que valen la pena… Me cuesta decir uno. Muchas veces hay proyectos que no ganan pero son tan interesantes que uno se dice “¿por qué no vuelven a presentarse? No ganan porque hubo mejores pero que se presenten”. Durante el proceso, una vez evaluados, los concursantes reciben una devolución y si toman esos comentarios, mejoran y se vuelven a presentar, muchas veces tienen una muy buena opción para salir adelante.

Este concurso es un aporte a la llamada “revolución de conocimiento”, ¿no?
Dedico muchas horas de mi vida a esta historia y claramente creo que trabajar para esto es imprescindible. Como te planteaba al inicio, el desafío nuestro es tratar de generar empresas de impacto tecnológico, es hacer ver que vale la pena para los jóvenes, que vean que se puede hacer y que tengan piso en Argentina, que estas cosas pueden generarse aquí y volar a cualquier parte del mundo pero generando trabajo en nuestra sociedad con el conocimiento. Me parece que es imprescindible. Si nosotros no tenemos una mejora en la utilización del conocimiento es muy difícil que crezcamos. Si nos preocupamos para que los jóvenes tengan una formación mejor y después no tienen dónde trabajar, es poco probable que se queden en el país. Entonces, estamos haciendo una inversión interesante en la formación del recurso humano y no somos capaces de mantenerlo, jerarquizarlo y potenciarlo. El concurso en una gotita, es como si uno tuviera una herida grandísima y está poniendo una curita. Lo importante es que una institución con la jerarquía del Instituto Balseiro está diciendo: “Vale la pena” que alentemos a los jóvenes a querer emprender en empresas tecnológicas.

Por Carla Barbuto.