Entrevista Realidad Económica
Atrujei, un grito de alegría hecho negocio

Ana Giannoni nació en Cinco Saltos y con sus padres se mudaron a Buenos Aires cuando ella aún era muy chiquita. En 2015 volvió a la Patagonia y comenzó Atrujei, un emprendimiento en el que fabrica juegos de madera y dicta talleres de construcción en Cinco Saltos (Río Negro).
“En Buenos Aires trabajaba en escenografía y como acá no hay industria cinematográfica y siempre había tenido ganas de tener un proyecto propio, se me ocurrió arrancar con los juguetes. Coincidió el cambio de ciudad con el de profesión”, dijo en diálogo con Realidad Económica.
La emprendedora cuenta que no le resultó sencillo el cambio de horizonte profesional. “Fue bastante difícil porque arrancar de cero con todo. Con nuestra economía fluctuante es difícil proyectarse y siempre traté de buscarle la vuelta para que funcione”.
Los juguetes de Arujei no contienen materiales tóxicos. “Hay una reglamentación nacional para la producción de juguetes. Cuido que en el proceso no haya nada tóxico, las pinturas son al agua y los encerados se hacen con un preparado de miel de abejas con aceite de oliva, por ejemplo”, cuenta.
¿Cómo se venden los juguetes? Ana responde que cuenta con “un espacio compartido de Cinco Saltos, que se llama “Siete puertas”, donde dicto un taller y vendo los productos. También se hacen ventas por catálogo, a través de redes, y en ferias”.
“Atrujei es una palabra inventada de mi infancia. Con mis primos hacíamos juegos, obras de teatro y el nombre que nos habíamos puesto era Atrujei, una especie de grito de alegría”.