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Opinión

¿Por qué nos endeudamos?

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Por Paula Rossi, analista de FINES

Hace un poco más de 3 años, realicé un taller de desarrollo humano y liderazgo con el cual logré  verme como la única responsable de cada aspecto de mi vida y de cada resultado. Noté que desde que me independicé, viví por más de 20 años en una rueda de deudas, de tapar agujeros con créditos que generaban deudas nuevas, de sacar plata de acá para pagar allá y así, cada uno de mis días.

Hace un año, decidí pedir ayuda a expertos y logré identificar que más allá de mis bajos ingresos, no tenía madurez financiera ni emocional y empecé a trabajar en esos dos aspectos, y aprendí algunas cosas que me gustaría compartirles.

Hablemos de inmadurez financiera

Nos puede llevar a accionar de diferentes maneras que nos ayudan a contraer deudas. Estos son algunos casos que pude detectar:

• No llevar el control de nuestros gastos: Somos desorganizados y vamos comprando a medida que ¨necesitamos¨, no sabemos los gastos que tenemos mensualmente, pero vamos comprando otras cositas a lo largo del mes sin tener la certeza de cubrir los gastos y compromisos asumidos con anterioridad.

• No tener un fondo de emergencias. El no haber separado algo de dinero para cubrirnos ante una emergencias o eventualidad, generalmente nos lleva a pedir prestado a amigos, familiares o entidades, para tapar el agujero en forma inmediata. Pero esa misma inmediatez hace que sea sin evaluar las posibilidades de devolución, cuotas o intereses, generando nuevos compromisos imposibles de saldar.

• Comprar compulsivamente: No planificar nuestras próximas compras evaluando la necesidad de las mismas o la urgencia con la que las adquirimos. Compramos a medida que lo vemos, o cuando creemos que tenemos la necesidad de hacerlo. Sin planificar ahorrar para poder costearlo.

• Usar la tarjeta de crédito indiscriminadamente: Comprando productos o servicios que no podemos costear ahora ya que no contamos con el dinero para pagarlo en efectivo y creemos que abonando con tarjetas en cómodas cuotas nos será fácil pagarlo mes a mes. Dado al desorden que llevamos, normalmente acumulamos muchas pequeñas cuotas que sumadas, generan una deuda mensual que tampoco podemos afrontar.

• Querer sostener un nivel de vida que no podemos: como comprar el vestido de comunión más caro para nuestra hija y hacer una fiesta descomunal o la compra de un televisor nuevo o las zapatillas de moda, entre otras… y todo en comodísimas cuotas.

• Mostrar una imagen: Adquirir productos costosos solo para para que el entorno vea que también los tenemos, hacer regalos onerosos para mostrar nuestro amor e interés o nuestro poder adquisitivo.

Normalmente nuestra inmadurez financiera nos lleva al endeudamiento empezando por una de estas opciones, y se van incorporando las otras. Y es así como entramos en un círculo vicioso del cual nos cuesta salir, llegando a situaciones de angustias, impotencia, negatividad, culpa, desesperación y baja autoestima.

¿Qué esconden las deudas?

La mayoría de las personas, que contraemos deudas, creemos que es solo un problema económico y que, si aumenta nuestro ingreso, y con un poco de orden, el inconveniente se resuelve. Pero esto no suele ser así, ya que un poco antes de entrar a este círculo vicioso, aparecen en juego las deudas emocionales que acarreamos. 

Las deudas emocionales tienen un efecto similar a las materiales o financieras, pero no son tangibles, ni concretas, incluso llegan a ser confusas, engañosas, y más de una vez, son fantasiosas basadas en la imagen que creemos que tiene el otro de nosotros y de lo que debemos hacer.

La inmadurez emocional puede verse reflejada en diferentes situaciones:

• La deuda emocional que sentimos cuando alguien hace algo por nosotros y no nos creemos merecedores o no nos sentimos capaces de ¨darle lo mismo¨ en algún momento.

• La deuda emocional también puede aparecer cuando nos comprometemos a hacer algo y luego no podemos cumplirlo. A veces, ese compromiso puede ser implícito o explícito con otras personas, pero también están los que son con uno mismo. Simplemente sentimos que estamos en falta.

• Las deudas emocionales pueden originarse en situaciones que hemos dejado inconclusas que, por uno u otro motivo, han quedado en puntos suspensivos.

• También están las deudas emocionales que se producen a través de mandatos familiares que decidimos romper.  Pero en algún lado ¨sentimos que le fallamos o que no esperaban eso de nosotros¨

De manera consciente o inconsciente creemos o sentimos que somos deudores, que estamos en falta y esto se manifiesta en sentimientos, percepciones y emociones negativas acerca de nosotros mismos.

Si hay una acumulación de deudas emocionales, también habrá acumulación deudas materiales, y posiblemente también, estemos repletos de sentimientos, percepciones y emociones negativas acerca de nosotros mismos.

Son múltiples las formas en que una deuda no resuelta se filtra en nuestras vidas cotidianas, y si queremos salir de este círculo vicioso, es fundamental trabajar en ambas deudas paralelamente, principalmente dejando de contraer nuevas deudas, y luego planificando el paso a paso para ir saldándolas.