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Economía

“Por la inflación, los billetes que tenemos en el bolsillo nos alcanzan para muchos menos productos”

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“En esta ocasión planteamos una comida específica, la primera del día. Comprar los mismos productos para preparar el mismo desayuno que en 2017 nos costaba $287, hoy nos cuesta $1.171. Así nos afecta la inflación, hace que esos billetes que tenemos en el bolsillo nos alcancen para muchos menos productos”, advierte Natalia Ariño, economista de Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).

Estos datos se desprenden del Changómetro mensual, Edición Desayuno elaborado por la institucion. Ante las preguntas: ¿Cuánto nos cuesta el desayuno? o ¿Cómo nos afecta la inflación desde la primera comida del día?, el informe de FADA muestra qué comprábamos con $1000 en 2017 y para qué nos alcanza hoy.

 

“Para armar este cálculo pensamos en un desayuno completo: con fruta, lácteos, carbohidratos y una infusión. Con esto calculamos que en cuatro años el billete de $1000 perdió la capacidad de comprar 8 paquetes de café, 132 tazas de leche, 33 kilos de azúcar, 15 paquetes de pan lactal, 17 paquetes de manteca, 20 potes de dulce de leche o 47 kilos de naranjas”, afirma David Miazzo, Economista Jefe FADA.

Con $1000 en diciembre de 2017 comprábamos 10 paquetes de café molido de 500 gr ($97,70), hoy sólo 2 ($401,04). En el caso del azúcar, comprábamos 46 kilos ($21,60). Hoy compramos 13 kilos ($78,15). Para prepararnos las tostadas, antes nos alcanzaba para 21 paquetes de pan de mesa, ahora sólo 6 ($163,33). Con la manteca sucede algo similar: antes podíamos comprar 22 paquetes con $1000, hoy sólo 5 ($199,04). Las naranjas, una de nuestras economías regionales, también revelan el paso de la inflación: mientras antes comprábamos 63 kilos con $1000, hoy nos alcanza para 16 solamente ($63,62).

 

“Un producto clave en la nutrición de nuestras familias es la leche, que fue duramente golpeada por la inflación: en 2017 con $1000 nos alcanzaba para 44 sachet ($22,80), hoy solamente compramos 11 ($93,73), son 132 tazas menos”, expresa Ariño.

El dulce de leche, uno de los emblemas argentinos en el mundo, también sufre la fiebre de la inflación: mientras que en 2017 con $1000 nos alcanzaba para 26 potes, hoy podemos comprar sólo 6 ($172,29), son 20 unidades menos en cuatro años”, agrega Miazzo.

 

 

El “Chango” y la vestimenta

“El Changómetro muestra que la inflación afecta a todo tipo de productos, tanto suben los precios de los alimentos como los productos de limpieza, el alquiler, la nafta, los servicios y la ropa, entre otros”, explica Ariño.

Si lo aplicamos a una compra de súper, el mismo changuito, con los mismos productos, nos cuesta 4 veces lo que costaba en 2017: lo que costaba $1000, hoy cuesta $4598. Pasa lo mismo con la ropa, las mismas prendas que en 2017 salían $1000, hoy nos cuestan $4645.

 

¿Qué pasa en otros países?

“Argentina se encuentra en el top 10 de países del mundo con más inflación, pero no sólo eso, sino que está en el cuarto lugar con el 48,2% anual, por debajo de Venezuela (2700%), Sudán (115,5%) y Suriname (48,6%)”, indica Miazzo. Según el FMI, la inflación estimada para el 2021 para los países de la región es: Brasil 7,9%, Uruguay 7,2% Chile 5,5%, Colombia 4,3%, Paraguay 4%, Perú 3%, Bolivia 2,5% y Ecuador 1,8%.

“Lo que nos muestran estos números es que la inflación no es un problema de todos los países, en general el mundo ha sabido controlar la inflación, principalmente por dos vías: la construcción de confianza en la moneda y la prudencia en términos fiscales: no gastar de más y no imprimir moneda sin respaldo”, explica Miazzo.

 

Inflación con fiebre: ¿Tiene tratamiento?

“Al ver la situación en otros países, la respuesta es que sí, hay formas de ’tratar’  o controlar la inflación: hay que tener en cuenta tres focos principales: reducir la emisión de pesos, gastar menos de lo que se recauda (equilibrio fiscal) y la confianza en la economía del país. Para que realmente funcione es necesario que se tomen medidas en los tres sentidos, si no seguimos estancados en el mismo problema”, advierte Miazzo.

 

 

De acuerdo al informe de FADA, el primer punto es dejar de imprimir pesos. Esto es algo que países vecinos han entendido y han mantenido a lo largo de las últimas décadas, permitiéndoles tener una inflación bajo control. El Changómetro muestra que el problema no son los precios, son los pesos y su pérdida de valor

En este contexto, para dejar de imprimir pesos es necesario contar con equilibrio fiscal. Este es el segundo punto: los gobiernos tienen que dejar de gastar más de lo que recaudan por impuestos, no hay otra opción que controlar el gasto público para controlar la inflación. 

 

 

El último punto es generar confianza en nuestra moneda: “Los pesos, al igual que cualquier moneda, no son más que un papel impreso, por lo que su valor está determinado por la confianza que genera el país que lo imprime. Hoy nuestra moneda sirve para comprar cosas, pero no en todos los casos es una moneda de referencia y tampoco una moneda en la que se pueda ahorrar”, explica Ariño.

“Por esto, la solución pasa también por generar confianza, en la salud y el rumbo de la economía de un país. Para ello, es necesario un plan económico consistente que sea capaz de ir solucionando los grandes desequilibrios macroeconómicos del país”, completa Miazzo.

“Medidas como congelamiento de tarifas y de precios de servicios públicos o productos permiten contener la inflación actual, pero presiona sobre los precios futuros de la economía. Por eso es importante contar con un plan económico serio, que ataque el problema de fondo de la inflación y no que se tomen medidas parciales e insuficientes como controles de precios, congelamiento de tarifas o cierres de exportaciones, entre otros, sin atacar las causas del aumento de precios”, concluyen desde FADA.