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Giacinti, más reflexivo que nunca: “Estamos ante grandes cambios”
El consultor frutícola Miguel Giacinti analizó las complejidades que enfrenta el mercado de frutas y verduras en el contexto de la pandemia, que tiene la economía mundial en pausa desde enero de este año. Más allá de los desafíos a los que deben hacer frente los productores, como el cierre de bancos en el fin de la cosecha, Giacinti se mostró cauto pero optimista con respecto a las oportunidades de la fruticultura de El Valle. “Tenemos una gran oportunidad como productores de frutas y vegetales, adecuándonos a este nuevo entorno mundial, sin pensar que se van a ser ricos de un día para el otro”.
Los mercados se han desmadrado, ¿no?
Apliquemos el aprendizaje de lo que está pasando. Inicialmente, no solamente en Argentina, el miedo a que estuvieran cerrados los comercios por la pandemia llevó a un estilo de compra de alimentos, perecederos, sobre todo, que no ayudaba a la venta de frutas y verduras. Pasada la primera semana, viendo que los negocios iban a estar abiertos, cambia su estilo de compra y eso es a nivel mundial.
Recién en la semana 11, se vio un cambio de actitud de los consumidores en Rusia, en Europa y en Estados Unidos, a favor del que es el fresco, frutas y verduras, con un cambio significativo en ritmos de compras. Creo que el consumidor, primero tiene una sedentación, luego tiene una mayor idea de lo que puede ocurrir y en la medida en que va bajando el nivel de incertidumbre, va apareciendo un nuevo estadio de pautas de conductas en la alimentación que son beneficiosas para el sector.
Se puso lento al principio y ahora la gente empieza a consumir un poco más…
Exacto. Otro de los cambios que ve, que tendrá su impacto en mediano plazo, es que ese aumento en fresco, tanto en frutas como en vegetales, que en promedio la semana pasada fue un 30% más que la misma semana del año anterior, hay un perdedor en la cadena que es hotelería y restaurante y hay un ganador que son las tiendas, los supermercados, negocios minoristas, a nivel de consumo hogar.
El sector hotelería/restaurante tenía una calidad de producto diferente a lo que es a nivel minorista y eso también va traer un cambio en la cadena de valor del sector, favorable por supuesto. Pero también ahí hay un cambio que no va a desaparecer rápidamente, sino que de alguna manera el coronavirus ha generado una serie de cambios en la economía mundial que van a permanecer un tiempo, y en algunos casos más que algún tiempo, porque estos son los paradigmas, porque el sector ganadero era responsable de los temas ambientales, y también empiezan a pasar a segundo plano.
Claro, que los animales se empiecen a acercar a las ciudades o que la capa de ozono esté disminuyendo a niveles de hace 30 años son cosas que nos tienen que llevar a reflexionar…
Hay algunas voces que ya hablan de hacer una semana al año una especie de parate obligatorio. Yo creo que la pandemia ha generado cambios en el mercado, en algunos casos no esperados, en otros esos cambios son buenos. Más que nunca, el que produce frutas y hortalizas está en el lugar correcto.
No es que todo es bueno, dentro de la pandemia hay que pensar que hay una guerra de petróleo. Eso ha generado, una huida de capitales de muchos países que la consecuencia fue una devaluación de su moneda.
Entonces, el caso de Rusia y Brasil, se vende mucha más fruta, mucha más hortaliza, pero en cuestión de dólares el precio ha caído bastante. Entonces, la pauta de consumo es una, la implicancia que tiene la moneda en cada país sobre el efecto del comercio internacional, también es un elemento que hay que considerar. En general, estamos ante grandes cambios.
¿Qué riesgo hay que se corte la cadena de pagos?
Yo creo que hay dos economías: la de fresco y no fresco. En fresco, no veo que se corte la cadena de pago, porque el comercio sigue funcionando. Es cierto que tiene mayores costos: por logística y transporte, por el lado de que tiene problemas con la población de riesgo de que se disminuye la cantidad de gente disponible para trabajar, pero funciona.
Lo que sí está claro es que esa es la nueva visión de la cuarentena vertical y horizontal, el país o el mundo detenido por la pandemia también tiene sus consecuencias, aún con respeto a la vida. Yo creo que ahora viene un replanteo de cómo funcionaría el resguardo de las personas con más riesgo ante este problema de la pandemia y algún grado de funcionamiento de la economía, porque viene el problema de la cadena de pago.
Hay una cadena de pago con lo no fresco que sí tiene una dificultad que, extender la cuarentena sin algún grado de actividad, que sea muy bajo en el riesgo de vida, debe ser analizado. Esto a nivel mundial. Se está pensando que va a ser más largo de lo que se creía inicialmente, en cuanto a la protección, que no se puede mantener a la economía cerrada permanentemente con una cuarentena horizontal. Hay que hacer una cuarentena vertical para ver qué liberamos de la economía de bajo riesgo.
Lo que pasa es que eso va a llevar a un replanteo de cómo funciona una cosa, porque si determinadas personas de una familia pueden salir a trabajar, que no son personas de riesgo, pueden traer el virus a la casa donde sí hay personas de riesgo. Ahí va a tener que ser muy claro de cómo será el funcionamiento de esa cuarentena vertical, sobre todo en protección de los que salen y con los que se quedan en la casa.
Creo que estamos en un año de transformación donde, tanto la cuestión del coronavirus como otros elementos van a generar un desafío a la sociedad, no sólo desde el punto de vista de salud sino también desde el punto de vista económico.
Hoy, en el fin de la cosecha, también se están viendo las complicaciones que han generado el cierre de los bancos.
Por eso se habla de la posibilidad de que los bancos abran. Manejar la plata en el bolsillo es una tradición, pero en esta circunstancia es ver hasta dónde es posible, porque es persona con una cuenta bancaria puede hacer uso de su dinero. Capaz no quiere estar bancarizado, pero hoy una bancarización de una persona que no tiene cuenta, no tiene costo. Son los desafíos que nos pone esta situación.
Hay que pensar que el banco no está operando, hay un montón de elementos en la cadena de pagos que hay que pensar si tendrían que volver a funcionar. El normal funcionamiento de una cuenta, el normal funcionamiento de una divisa, por decir algo… , se va a resentir, estamos de acuerdo. Pero hay elementos que pueden ayudar a que se resienta menos la cadena de pago. Y creo que no están explorados hasta el día de hoy porque todo se inició cuando se dijo “paremos todo por 15 días”. Lo que se está viendo que no se puede tener todo parado 15 días más, y la pregunta es dónde hacés autorizaciones, o ajustás el modelo de protección para que no se corte la cadena de pago.
Ese es el debate que se viene esta semana, cómo lográs que se resienta menos la cadena de pago en aquellos sectores donde efectivamente sigue funcionando, y qué vas a hacer con los que no están funcionando, porque sí otros sectores tienen problema con la cadena de pago.
Se conoció el informe de la FAO que prevé una crisis alimentaria inminente.
Ese informe está vinculado a lo de hace dos semanas, cuando la gente quería comprar determinados productos para guardar ante el temor de que se cerraran los negocios. Hoy lo que hay es una visión un poco diferente, con respecto a la demanda de alimentos, sobre todo los frescos. Lo que sí hay dificultades en la logística, por ejemplo, hay frutas que necesitan ser trasladadas en avión y con el parate de los aviones, el flete aéreo va a ser muy difícil. Hay complejidad, pero no hay una disminución sobre el consumo de frutas y vegetales, lo que se ve ahora es un poco diferente.
De hecho, en algunas ciudades de Europa superó el 30% la demanda de la semana, es una media mundial. El Valle tiene oportunidades. Tal vez sea necesario repasar un tema: en la cosecha hablábamos de que faltaba un 20% de pera Williams, yo decía que no. Bueno hoy sabemos que hay un 10% más de pera Williams en El Valle con respecto al año pasado. Entonces, si estamos en un momento donde la gente consume más y, si bien no se estaba preparado para tener más pera y eso ha generado algunos problemas. Pero la visión que tiene El Valle de 20% menos de pera hoy cambió.
Estamos en un momento donde la gente está consumiendo más y tenés más producto para vender.
Hay dificultades, de banco, de pagos, pero en general creo que la situación, particularmente en el sector productivo de El Valle, está en una situación con mejores condiciones para poder afrontar el problema sanitario y lograr un resultado mejor del que se esperaba y alentar al productor para la próxima temporada. Tal vez, hace dos semanas era difícil verlo, como fue difícil ver en su momento que no faltaba pera, pero hacia adelante tenemos una gran oportunidad como productores de frutas y vegetales, adecuándonos a este nuevo entorno mundial, sin pensar que se van a ser ricos de un día para el otro.
¿Cuánto nos tiene que preocupar Brasil?
Nos tiene que preocupar como país vecino y es un país que compra mucha pera. Por ahora, la situación es bastante problemática, no tanto del consumidor sino por el tipo de cambio. Hasta ahora lo que se ve es que El Valle se ha orientado más a ultramar que a Brasil con la pera Williams. A mediano plazo es de preocupación por el tipo de cambio, porque no vas a lograr buenos precios en dólares.
Por ahora, el mercado de Brasil se presenta complicado respecto al resultado económico, por los próximos meses no veo un cambio en esa tendencia. Lo que hay que pensar que si queremos vender algo en Brasil tiene que ser de muy buena calidad para hacer una diferencia superior a la media que tiene el país como mercado de venta.