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Historia de vida

La industria textil sostenible marca el paso desde Aluminé

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Tiene ojos cristalinos y se fusiona con la naturaleza fluyendo como parte de ella. En su cabello tiene un mechón violeta-no sintético- más bien “amigable” que se va lavando fácilmente. 

Sobre el río Aluminé, es posible verla trabajar con plantas y elementos que no contaminan. Enjuaga sus productos ahí para evitar el desperdicio de agua aprovechando la corriente. Disfruta y agradece.  

Detrás de ella, un lienzo con estampado botánico lleva el sello de un mix que incluye vinagrillo, hojas de frambuesa y cáscara de cebolla, entre otros. En ese mundo (muy propio), entra un rayo de luz y la pone en escena.

Con voz pausada comienza el relato de su vida en Aluminé, que data de unos nueve años aproximadamente. Ain Nieva nació en Neuquén, estudió en Buenos Aires y eligió Aluminé para pasar su vida de adulta.

 

 

“Un lugar ideal”

Comprometida con prácticas sostenibles y la protección de la Madre Tierra, ofrece el servicio de tintorería natural y estampado botánico, creando textiles elaborados con plantas del entorno y desechos de cocina, siendo una alternativa consciente y transparente en la industria textil, revalorizando técnicas ancestrales.

“Ya me siento de Aluminé”, cuenta al mismo tiempo que aclara que ahí “en invierno hay una hostilidad importante, pero me gusta mucho vivir acá y fue el lugar que me permitió explorar y consolidar lo que hoy es mi marca”, confía refiriéndose a “Ain Textil Natural”.

“Soy muy feliz acá, me gusta mucho, es muy acorde a lo que me dedico”, expresa. La diseñadora confiesa que “Aluminé te abre o te cierra las puertas de entrada. Llegas y se te da todo o no. A mi orgánicamente se me fue dando y sin darme cuenta pasó el tiempo. Es el lugar ideal para poder desarrollar mi proyecto”, agrega. 

 

 

“Esto no va conmigo”

Estudió Diseño de Indumentaria y Textil, pero al segundo año, cuando tuvo que elegir, se inclinó por lo textil. “En realidad lo que me hizo explorar esto no fueron los aprendizajes de la universidad –porque no aprendí teñido con tintes naturales, al contrario, te preparan para salir a trabajar en una fábrica”, aclara. “A mí lo que me ayudó a iniciar esta búsqueda fue conocer la industria textil, lo que es, la gran contaminación que generan. Son de las más contaminantes de todo el mundo así que ahí me horroricé y dije ‘esto no va conmigo’”, detalla.

Al recibirse y dejar atrás la capital argentina se fue detrás de una vida alineada con su búsqueda, su sentir y sus razones. Por este motivo, surgió su acercamiento a los tintes naturales, técnicas que ya había conocido un poco en un viaje de estudios que la llevó por Catamarca. 

 

 

Muchos lugares, muchos saberes

“Comencé a buscar esas técnicas amigables y más transparentes porque algo de lo más contaminante es la tintorería”, expresa Ain. “Al usar tintes sintéticos, los desechos van a las aguas, contaminan un montón, también lo provoca la producción del textil, entonces, en esa búsqueda empecé con el teñido natural”, agrega.

Cuando llegó a la localidad, trabajaba con la Mesa de Arte y Artesanías mapuches, encargándose del relevamiento de datos, y de la modalidad de trabajo. Eso le permitió saber que “las tejedoras en general y todo el arte mapuche trabajaba monocromía con lanas naturales y luego se empezó a usar más el tejido a dos agujas”. 

Rescata el intercambio de conocimientos que se dan en los encuentros y talleres, particularmente en el taller de Arte Textil, que se dicta en el Centro de Iniciación Artística de la localidad. “Te encontrás con lindos intercambios y va hasta una señora de 70 años que me baja un montón de información de cuando era chica acá, es súper interesante”.

También rescató que “con algunas tejedoras de acá me llevo muy bien y cada tanto nos reunimos. Además, hace poco vinieron unas mujeres de Melipeuco (Chile) con esta idea de no perder los saberes”. 

“Estuve por muchos lugares. Cuando viajo busco capacitaciones, personas que son referentes a quienes conocer y de las que aprender en cada destino; estuve en México y Guatemala, por ejemplo”, cuenta.

 

 

Una filosofía de vida

Aín reconoce que su trabajo es un estilo de vida y una búsqueda “como para ir encontrando la coherencia en el día a día. Así como me pregunto quién hizo mi ropa, cómo está hecha, pongo atención en el tema de la alimentación, los residuos, pongo énfasis en separar, compostar, en el cuidado del agua, en usar cada vez menos plástico y en no ir al supermercado, sino comprar todo a granel”. 

“Con mi emprendimiento no voy a cambiar el mundo, pero sí sé que empieza todo por casa”. Su foco está puesto en “la sustentabilidad y en ser amigable con el medioambiente, dando con esta marca una alternativa más consciente”, como asegura.

 

 

El mundo del teñido natural 

“Dentro de este mundo tenés un montón de técnicas”, explica Aín. “Se sigue el proceso natural de no apurar las cosas, por un lado, hay estampado botánico, se estampan las hojas o ecoprint, colocando las hojas en la tela y a través de vapor se transfiere el pigmento y la forma de cada una. Después está la clásica donde vos armas el tinte de una planta o desecho de cocina, lo colás, una vez ahí ya tenés en la olla el tinte de un color y ahí podes teñir lo que quieras. Dar textura es otra técnica, otra es extraer de los pigmentos de cada planta un concentrado y con eso podes pintar, hacer serigrafía, sellos o tus propias acuarelas”, detalla. 

“Lo que más uso es estampado botánico y teñido con shibori que son esas amarras para dar textura”, agrega. Cuenta que usa las plantas de cada estación en sus diseños, y por eso van variando. “Cada producción va cambiando su gama de color de acuerdo los elementos que se encuentran en la naturaleza. 

En invierno como no hay muchas plantas, suelo usar cáscara de cebolla, yerba mate, cáscara de piñón, desechos y algunas plantas que me guardé del verano”, cuenta. 

Sus diseños se expresan en lienzo, gabardina, o tejido de punto como jersey; materiales que consigue en una Cooperativa de Chaco. Comenta que “en Argentina el algodón se encuentra pero las otras fibras no y son costosas, la seda natural generalmente se trae de afuera”.  

 

 

“Invito a consumir menos”

“Acá en verano me va muy bien, armo el showroom en un lugar donde pasan muchos turistas y en invierno mando a una tienda en Villa Pehuenia donde hay más turismo y también me las rebusco a través de las redes sociales”, relata.

Reconoció que hace “producciones que no sean grandes ni masivas, sino exclusivas y únicas. No me parecería coherente el mensaje de sustentabilidad y producir explosivamente. Yo invito a consumir menos, comprar una prenda de calidad con fibra natural y que te dure”.

Resumiendo sus productos, Ain enumera que trabaja con “teñido, tintorería y estampado, vendo retazos textiles estampados o teñidos y también tiño prendas para algunas marcas”. Ha hecho fusión o una alianza estratégica con la diseñadora neuquina Mariela Arocena participando juntas en los desfiles Enhebra, organizados por Alicia Nara, pero es un tema que le gustaría seguir explorando junto a otras profesionales. 

 

Por Leticia Zavala Rubio