Entrevista Realidad Económica
Maizar 2025: la Patagonia en el centro de la estrategia nacional del maíz

El Congreso Maizar 2025, que reunió a toda la cadena del maíz y el sorgo, dejó un dato potente: la Patagonia cuenta con más de un millón de hectáreas con potencial para el cultivo de maíz. Aunque algunos especialistas consideran que la cifra podría estar más cerca del millón que del millón y medio, el consenso es claro: hay una gran oportunidad productiva en el sur del país.
Luis Bertoia, responsable de la Comisión de Forrajes de Maizar, conversó con Realidad Económica y fue contundente: “El problema no es la falta de suelo, es la falta de mirada”. Según explicó, la expansión de la superficie sembrada en Argentina siempre se pensó hacia el oeste y el norte, dejando de lado el sur.
“Ni las bolsas de cereales ni la Secretaría de Agricultura consideran la Patagonia como una zona agrícola productora de grano. Es ridículo”, afirmó.
Bertoia subrayó que la zona ofrece rendimientos extraordinarios cuando se trabaja bajo riego, superando incluso los de las mejores regiones maiceras del país.
“Una hectárea sembrada en Patagonia puede equivaler a dos en zonas agrícolas tradicionales. Además, la producción local permitiría reducir los costos de fletes, que hoy encarecen notablemente el valor del grano traído desde Bahía Blanca”, agregó.
Durante el congreso, funcionarios de Río Negro y Chubut expresaron su voluntad de avanzar en un plan conjunto para fomentar el desarrollo agrícola en la región. La meta es clara: transformar el potencial en realidad, con inversiones concretas y políticas públicas estables.
Uno de los puntos fuertes es el aprovechamiento de superficies bajo riego. “Río Negro avanza con el proyecto Negro Muerto y en Neuquén hay potencial en Picún Leufú, Arroyito y zonas aledañas. Ya hay productores con rendimientos impresionantes cerca de Añelo, en pleno corazón de Vaca Muerta”, detalló Bertoia. Otro aspecto clave es el rol de la agricultura como alternativa ante la pérdida de competitividad de otras actividades regionales.
“Las chacras se encarecen como inmuebles, se requiere mucha mano de obra que ya no está disponible. En cambio, el maíz y el sorgo demandan menos personal, permiten diversificar la producción y aprovechar los recursos locales”, explicó.
Además, la estructura sanitaria patagónica representa una ventaja estratégica. La ausencia de fiebre aftosa sin vacunación permite exportar carne sin restricciones sanitarias, algo valorado por los mercados internacionales. “La barrera sanitaria debe mantenerse, porque es un diferencial competitivo”, afirmó. Sobre la cuestión ganadera, Bertoia advirtió que la eliminación del peso mínimo de faena podría generar distorsiones.
“La industria necesita animales con un peso intermedio para optimizar la conversión de forraje en carne. Y hay demanda de maíz, alfalfa y proteínas para abastecer a las industrias avícola y porcina”, sostuvo.
Finalmente, Bertoia planteó la necesidad de pensar en modelos de producción más integrados. Mencionó experiencias exitosas en Perú, donde pequeños productores de forraje abastecen directamente a tambos, y propuso replicar ese modelo en Patagonia, con sistemas de silos y logística adaptada a las condiciones regionales.
Desde Maizar están impulsando un grupo de trabajo con Chubut, Río Negro y Mendoza. El objetivo es articular esfuerzos entre productores, técnicos y gobiernos provinciales. Neuquén, por ahora, no ha tenido la participación esperada, aunque con las nuevas autoridades provinciales, puede revertirse la situación. “La idea es coordinar conocimientos con necesidades, y todo esto lo hacemos sin costo, porque estamos convencidos del potencial que tiene la región”, concluyó Bertoia.
Con condiciones agroecológicas únicas, demanda creciente y actores dispuestos a avanzar, la Patagonia se perfila como el próximo gran polo maicero del país. Pero para que eso ocurra, será indispensable la inversión, el compromiso público-privado y, sobre todo, una mirada estratégica hacia el sur.