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Turismo

La ruta de la centolla, al rescate de 2 pueblos del fin del mundo

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En Puerto Almanza -a 70 kilómetros de Ushuaia-, el último rincón habitado de la Argentina, viven 15 familias durante el año. Se unieron en un grupo Cambio Rural y crearon la Ruta de la Centolla de la mano del INTA.

Entusiasmado por los resultados que ve día a día, Emiliano Sponton, jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Ushuaia, dijo: “Los pescadores y los productores hacen un trabajo sumamente convocante, muy llamativo y rico, experiencias que vale la pena conocer”.

De este modo, pescadores, productores frutihortícolas y emprendedores gastronómicos de Puerto Almanza y Punta Paraná se pusieron en marcha para mejorar el desarrollo local y la calidad de vida de las comunidades en el fin del mundo.

Para Fabián Valdés, pescador y residente de Puerto Almanza, afirmó que “la Ruta de la Centolla viene a dar un impulso que realmente necesitamos, Puerto Almanza es un poblado muy joven que recién se está construyendo”.
La ruta de la centolla -que recorre un tramo de casi 20 kilómetros en total- continúa hasta Punta Paraná e incluye también su riqueza productiva, dada por plantaciones de frutas finas y hortalizas. Cultivos que, a 90 kilómetros de Ushuaia crecen al sur del Canal de Beagle.

Por el impacto que generó la articulación entre la gente de los dos poblados y el INTA, esta experiencia se presenta en las “Terceras Jornadas de Agregado de Valor: innovaciones desde el fin del mundo”, organizadas por el INTA y el gobierno de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Se realizan el hoy y mañana en pos de avanzar en una agenda de políticas públicas que fortalezcan las cadenas productivas.

“Hoy día, la zona es muy buscada por su gastronomía; se come en la casa de los pescadores, en un comedorcito chiquito con una estufa a leña”, indicó Sponton, quien, además, sugirió ir con tiempo, ya que las parrillas suelen colapsar de comensales y se debe esperar el turno.