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Loyarte: “Yo confío en la capacidad organizativa de la región”
A pocos días de comenzar una nueva cosecha de peras y manzanas en El Valle y con la experiencia de haber transitado la anterior con las restricciones de la pandemia, Marcelo Loyarte, gerente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), se muestra cauto y optimista con los cuidados sanitarios y sociales para encarar el trabajo en medio de un rebrote de los contagios de Covid-19.
¿Cómo terminamos 2020?
Fue un año raro, como un tobogán antes de terminar la cosecha pasada. Había una expectativa enorme porque había una oportunidad que parecía que iba a ser de las mejores, por efectos de la pandemia ya sabemos nos genera un montón de incertidumbre. Después por suerte y -creo una de las fortalezas de la actividad- hubo posibilidad de trabajar con el sector público tanto la Provincia como la Nación para ver cómo organizarnos y enfrentar algo nuevo.
Tuvimos que aprender mucho, hacer muchas cosas nuevas, y la verdad que el resultado final es bueno. Se pudo cosechar, comercializar y se vio que la fruta tenía un lugar en la alimentación del ser humano mucho más importante de lo que pensamos.
Entonces, esa enorme crisis también fue la oportunidad de revalorizar lo que es la fruta, su consumo y todo lo que hay detrás de eso para que el consumidor acceda a este tipo de alimento.
Creo que aún nos quedan varias vueltas de rosca en el sentido de que me parece que todavía tenemos que seguir comunicando y mostrando la posibilidad de que alguien estire una mano y elija una manzana o una pera. Realmente ha sido un año muy atípico.
También fue el año en que quemaron bins a Moño Azul y Natalini. No quiero que por el optimismo que tenemos por el inicio de la cosecha nos haga olvidar esas situaciones tan complejas…
Sí, es cierto lo que vos decís. Esta es una actividad de capital intensivo, mano de obra intensiva… Atrás del consumo de una pera o manzana hay una enorme inversión y muchos recursos de capital de trabajo para que eso pase. El tema de la inseguridad que en algunos casos como decís, seguramente ha sido así, forma parte de un tema muy complejo en el cual cada empresario tiene que desarrollar su actividad (sea de la fruta, de transporte, de la actividad que fuera).
Las condiciones dentro de las que se desarrolla una actividad son claves, en el marco de que nuestra sociedad nos falta mucho todavía para trabajar en términos, no solo de seguridad sino de justicia. Cuando hay un caso delictivo como estos que vos mencionaste, por más que actúen las fuerzas de seguridad después el imputado termina saliendo a los cinco minutos por otra puerta. La verdad me parece que hay mucho para trabajar, en este sentido Argentina es un país muy particular, para cualquier empresario de cualquier actividad y considero que estas cuestiones son para tener en cuenta.
Hay que buscar que las penas sean ejemplificadoras, ¿no?
El problema de fondo es un problema de concepción de la ley, de concepción que significa que alguien delinca y qué significa ser un delincuente. En la medida que nosotros no pongamos el foco realmente en la víctima y no en el victimario las cosas no van a cambiar; y me parece que hay mucho, muchísimo todavía que cambiar, en ese sentido. Hay para mí una cuestión de concepción del sistema judicial.
Por ejemplo, vos decís el tema de los bins, pero los niveles de incendio que hay en el otoño, en las chacras son espantosos, y cuando uno se pone a averiguar se encuentra con que los incendiarios son todos los años los mismos, no son más de 4 o 5 en cada ciudad y el tema es por qué todavía siguen haciendo ese daño. Porque no hay un sistema de castigo que permita evitar esto y que castigue fuertemente a quien cometa un delito.
El dilema de las retenciones
¿Cómo recibieron la noticia de la rebaja de las retenciones?
Es una muy buena señal, más allá del impacto económico que realmente no va a ser grande para nada, pero de todas maneras es una buena señal…
¿Por qué pensas que no va a ser grande?
Por la dimensión, digamos los derechos ya venían teniendo menor incidencia en el mismo momento que quedaron con un tope de hasta 3 pesos por dólar, empezaron a tener menos incidencia y yo estimo que el impacto de la medida debe andar entre los 10-12 millones de dólares para la actividad.
No lo minimizo sino que lo que digo es que para nosotros tiene fundamentalmente un impacto desde el punto de vista de la concepción de una actividad exportadora, no debe tener derecho de exportación. Todo el tiempo hemos dicho que los derechos de exportación son muy malos, desalentadores para la exportación en un país que necesita dólares.
Como productor, me significan 3-4 pesos por kilo de fruta…
Si vos lo mirás en una actividad que exporta 450 millones de dólares, todo suma, pero no es lo mismo que era dos años atrás digamos, ¿no? Pero sí, para nosotros es una muy buena noticia, pensando en que ojalá esto llegue para quedarse. Creería que más allá del efecto económico es un efecto en las reglas de juego. Si nosotros pudiéramos tener la certeza de que en los próximos años no va a haber derecho de exportación, es una señal clara para invitar a quien esté interesado en invertir en la actividad. Ahora, si es una medida transitoria y dentro de un tiempo porque el cambio se modifique vuelva, no es un buen camino.
Fue una buena noticia, nos sorprendió un poco, hacía bastante que veníamos pidiéndolo, no sabíamos que se estaba por tomar una medida de esa naturaleza, pero nos queda por delante otro capítulo que tiene que ver con esto y que es la readecuación de los reintegros por exportación.
Recordemos que se trata de una devolución que debiera hacer el Estado Nacional de los impuestos internos que paga cada exportador. A nivel internacional hay un acuerdo que los países no deben importar impuestos, por lo tanto el Estado lo debe devolver al exportador para no exportarlo. Los niveles de reintegros que debería tener la actividad nuestra -si bien habría que actualizar algún dato- oscila en el 8%. Nosotros hoy estamos en el 4,75, estamos lejos de lo que corresponde.
Durante un tiempo estuvieron en los 8 puntos, y ese es un tema importante que debería resolverse. Ahí hay una transferencia del sector privado al público que es bastante mayor que la baja de los derechos que hemos tenido hasta el momento; pero bueno, entendemos que hay una discusión técnica en el medio, pero hay sobrados motivos para que vuelvan lo reintegros a los niveles anteriores.
¿Están teniendo reuniones con el gobierno?
No, hemos tenido las últimas sobre el fin del año. Tuvieron más que ver con la Cancillería y algunas iniciativas para mejorar algunos mercados externos, pero últimamente no, no hemos tenido diálogo salvo los organismos regionales como el caso del SENASA.
Preparados, listos, ya
¿Cómo imaginas el inicio de cosecha?
Hay un tema acá que es fundamental y es el programa de moscas de los frutos, que permite no sólo poder exportar manzanas y peras a mercados que nos exigen el control de la plaga y poder certificar que somos área libre de la mosca y de los frutos como la Patagonia. Un objetivo que se logró con mucho esfuerzo y mucha inversión del sector privado y hace dos años con el acompañamiento de las provincias.
El 2020 ha sido un año absolutamente difícil para poder sostener el programa, porque nos ha costado mucho que algunas provincias cumplieran los compromisos que habían asumido. Por lo tanto para el 2021 queremos hacer un llamado a las provincias patagónicas para que nos acompañen con los recursos en tiempo y forma.
¿Neuquén no está pagando?
Neuquén fue bastante difícil que avanzara en el cumplimiento de su compromiso del año 2019; sobre fin de año hubo avances en el cumplimiento del 2020. Nos vimos en una situación muy difícil porque el programa ya no estaba teniendo los recursos que necesitaba y no estaban usando los recursos de las provincias. Se trataron de encontrar algunas soluciones pero pedimos que en 2021 por favor las provincias nos acompañen. Es un programa muy importante y especialmente para las cerezas -la niña bonita- y, si este programa de mosca no funciona realmente como tiene que funcionar, la exportación de cerezas no va a ser posible. Entonces, pedimos a las provincias que nos acompañen y no tengamos que estar remando tanto para poder conseguir los recursos en tiempo y forma.
Además, no es tanto, ¿no?
No, es muy poca plata para las provincias. Obviamente uno no puede opinar sobre los recursos que uno no maneja, pero si uno lo mira en términos globales, realmente son pocos recursos. Lo importante acá es que es una decisión política darle al programa el interés que se merece porque nos permite llegar a mercados que son muy importantes.
Bien y ahora sí, ¿cómo ves la temporada y el vínculo con Brasil?
En principio, bien, normal. Esperemos tener una buena temporada -si bien es cierto que hemos tenido granizo en algunos lugares- en líneas generales los comentarios y diagnóstico es positivo en términos de calidad de fruta.
La relación con Brasil por el momento es buena, no hemos tenido novedades, que por el momento nos preocupen. Miramos siempre de reojo cómo se va a comportar la macroeconomía los próximos meses, pero te diría que estamos en buenas condiciones de tener una buena temporada. Obviamente hubo mucho que trabajar, durante octubre, noviembre, diciembre y lo que va de enero, para asegurarnos que la gente que tiene que venir del Norte pueda venir.
Realmente fue el tema de agenda que tuvimos en el último tiempo, hubo mucho que trabajar con las provincias.
Recibí un montón de llamadas de productores preocupados de no saber cómo hacer para que su gente viniera del norte, que el protocolo no lo podían cumplir, que la empresa de colectivos le decía que no iba a poder traer a la gente…
Bueno, hemos tenido algunas reuniones con algunas provincias y se pudo avanzar en una flexibilización del protocolo que de alguna manera tiene más lógica en función de lo que también se pensó para el turismo. Nosotros planteábamos: “Miremos también qué se le está pidiendo al turista y veamos de qué manera podemos adecuarlo para que la gente venga a trabajar”. Va a hacer falta una enorme conciencia de quienes vienen, del comportamiento social que van a tener que tener en la zona.
El trabajador tiene que cumplir con todos los protocolos que hoy se le exigen a cualquier ciudadano común, ¿no?
Es su responsabilidad individual, cívica, como ciudadano. Es muy importante tener cierta organización como para que ese trabajador no tenga que ir a hacer sus compras y si lo tiene que hacer que sea bajo determinadas circunstancias controladas. Va a ser muy importante el tema de los fines de semana, domingos, hablar con la gente; sabemos que hay un grado de compromiso que los empleadores han hecho firmar para que los trabajadores se comprometan a tener ese comportamiento.
Desde el punto de vista sanitario, la gran ventaja es que la gran mayoría del flujo de trabajadores va a trabajar en chacras, al aire libre, por lo tanto las probabilidades de contagio son bajas. Pero por supuesto todo depende del comportamiento social que se tenga más allá del horario de trabajo.
Habrá que ir haciendo camino al andar…
Si, la verdad es que es la segunda temporada con pandemia pero no es igual. La temporada pasada nos agarró con el mundo complicado, con incertidumbre, sin conocer lo que venía. Ahora nos agarra con la pandemia encima teniendo que hacer toda la cosecha. Yo confío en la capacidad organizativa de la región y seguramente vamos a poder avanzar normalmente con la temporada.