Agronegocios
“Queremos un Valle grande, que esté a la vista del mundo”
La familia Sánchez es sinómimo de fruta en El Valle, Hugo Sánchez fue un pionero que apostó por producir y exportar desde Patagonia Norte. Ahora, en pleno recambio generacional, a su hijo, Nicolás Sánchez, no le tiembla el pulso a la hora de redoblar la apuesta y liderar la compra de Moño Azul.
En diálogo con LU5Agro, el joven empresario asegura: “Pensamos en el futuro y la compra de Moño Azul es una apuesta a decir que seguimos acá, en El Valle, y vamos a seguir creciendo y con una mirada de largo plazo”.
¿Hace cuánto estás acompañando a Hugo?
Siempre estuve. Mi viejo siempre fue un referente y siempre lo acompañé, siempre me gustó ir a las chacras. Cuando estaba en secundario, en los veranos trabajaba en los galpones, estaba en la cabina de clasificación, en ingreso en báscula, control de calidad, haciendo empaque… Te diría que lo acompaño desde hace bastante. En la época de la universidad, lo acompañaba a las ferias, a conocer los clientes; a veces, cuando iban clientes a Buenos Aires -donde yo estaba estudiando- los recibía y ya instalado en El Valle, estoy hace unos 10 años.
¿Y estuviste trabajando en Patagonian Fruits Trade?
Si, empecé en la compañía interiorizándome un poco más sobre la actividad, estuve en varias áreas hasta que, desde hace unos años, estaba más avocado a la parte comercial, que era lo que más me gustaba, y hoy en día me toca estar en el rol de coordinar todas las áreas de la empresa.
Si tuvieras que calificar a la operación de adquirir a Moño Azul, y bastante de ExpoFrut, ¿qué nos dirías?
Estamos en un proceso de transición generacional, la familia crece y llega un momento en el que te preguntas: `¿Crecemos? ¿No crecemos?´. La Argentina es bastante incierta y te pone en ese momento. Surgió la oportunidad y por las asimetrías del país, que por un lado tus activos no valen dan pero te dan la oportunidad de adquirir una empresa con 80 años de la envergadura de Moño Azul, la cual lamentablemente venía muy mal. En otro país nunca podríamos haber tomado el control de una empresa como Moño Azul.
Lo de Expofrut es un activo residual, no es la empresa monstruo de los 90, que fue mucho más grande de lo que somos nosotros ahora. Son 250 hectáreas plantadas, la dimensión no es tan grande. Creo que Moño Azul tiene más relevancia. Con Expofrut pasó un poco lo mismo, que inversores del exterior se cansaron de las idas y vueltas del país, de la falta de rentabilidad, las estructuras grandes no los dejaba ser eficientes y nosotros en este momento de transferencia generacional, pensamos en el futuro y es una apuesta a decir que seguimos acá, en El Valle, y vamos a seguir creciendo y con una mirada de largo plazo.
“Nosotros, en este momento de transferencia generacional, pensamos en el futuro y es una apuesta a decir que seguimos acá, en El Valle, y vamos a seguir creciendo y con una mirada de largo plazo”
Contame sobre las inversiones en tecnología de clasificación que hicieron en Villa Regina.
Cuando hicimos el diagnóstico de Moño Azul ya veníamos trabajando con una tecnología que nos daba una mayor eficiencia en el empaque y esa eficiencia de una u otra manera se derrama en la cadena. En Moño veíamos que tenía poca eficiencia en ese sentido, gran parte de los costos se iban ahí, mucha gente, había poca eficiencia; así que hicimos una inversión grande, creo que no habíamos formado el contrato con los dueños anteriores, y ya largamos. Bajamos de 19 centavos de mano de obra directa en el empaque a 3 centavos; eso derrama la eficiencia. Son máquinas que tienen que ver con el precalibrado, una preclasificación en seco; es impresionante verla, es gigante. En lugar de sacar a un montón de gente, que es lo que se logra con la eficiencia de esa máquina, nosotros apostamos a trabajar más, a hacer más turnos y trabajar más.
Están trabajando más volumen, que es algo que Moño Azul, con Carlos Recio, estaba empezando a buscar…
Moño venía en picada, creo que esta temporada ya no trabajaba. Carlos hizo un gran trabajo y por eso lo tenemos en nuestro equipo, tiene una gran amistad con mi padre y una historia en común, es una de las personas que más sabe de El Valle. Él hizo un gran trabajo pero sin ayuda, él intentó volver al Moño de antes y nosotros de alguna manera también. Fue más que nada transferencia de fruta de Patagonian a Moño, la primera bajó un poquito y Moño creció un poquito.
“La fruticultura es una actividad que no resiste retenciones, nosotros exportamos valor agregado, el 30% es el producto en el valor FOB, lo demás es costo”
Les paso algo tremendo, que es el incendio intencional de 20.000 bins…
Si, cuando me llamaron a la madrugada no sabíamos qué hacer, no sabíamos si se incendiaba todo el frigorífico. Nunca había vivido algo de semejante violencia. Fue intencional, están filmados en las cámaras los tres tipos que entraron con los bidoncitos y se fueron corriendo. Eso está en investigación. Es triste.
El seguro no te cubre el valor que tenía, cubre una parte y el resto, hay que reponerlo. El tiempo perdido no lo recuperas y también es malo económicamente porque el ratio del seguro te cambia porque tenés siniestralidad. Y no hay capacidad de reponer los bines antes de la temporada. No ayuda en nada. Venimos de un año complejo, ahora con los bancos, la macro que no ayuda, fuga de dólares y nosotros tenemos que salir a hacer un esfuerzo enorme para comprar bines con nuestro propio financiamiento porque no hay crédito… Uno no entiende quién puede haber tenido la intención.
¿Cómo le va a explicar al gobierno que entra que la fruticultura no resiste retenciones?
No es fácil. Mi esperanza es que lo que escuché del círculo de Alberto Fernández es que la economías regionales van a tener apoyo y no se les debería aumentar retenciones. Es una actividad que no resiste retenciones, nosotros exportamos valor agregado, el 30% es el producto en el valor FOB, lo demás es costo. De los 700 millones de facturación de la actividad, 350 millones se los lleva la mano de obra sin cargas sociales, a eso no le trasladas la retención. ¿Quién lo paga? La chacra. Es inviable.
“No queremos quedarnos solos en El Valle, queremos que sea grande, que esté a la vista del mundo”
Te he visto participar de Endeavor. Cuando vas del sector de la fruta con números que son diferentes a los del petróleo y te acordás de la cantidad de chacras que se veían cuando eras chico, ¿cómo te sentís y cómo justificas seguir?
Uno ve el petróleo y ellos también están asustados con la macro y con qué va a pasar con las políticas energéticas del nuevo gobierno. Tienen más protagonismo porque en El Valle siempre hubo una guerra entre sectores o parte de la cadena frutícola y creo que no fue productivo. Escucho a la gente de la Federación centrados y vemos lo mismo, vemos el mismo problema, creo que tendríamos que estar mucho más cerca. Ellos tienen un cluster, laburan todos juntos, van todos juntos y pelean por lo suyo, a nosotros nos falta unión, trabajar en conjunto. Todos queremos lo mismo, yo quiero un Valle más grande, que crezca, que vuelvan empresas de afuera porque de otro modo no creamos valor y nuestro objetivo es crear valor. No queremos quedarnos solos en El Valle, queremos que sea grande, que esté a la vista del mundo.
¿Pensás que El Valle puede ser tan generador de recursos como Vaca Muerta?
Hay que ver qué pasas con el futuro, pero yo he escuchado de los grandes que trabajan en energía y la curva en 2045 empieza a quebrar y la energía va a venir de otro lado; o lo explotan ahora o no lo explotan nunca. El Valle va a estar siempre. Tenemos un lugar privilegiado.